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Philosophy of Culture

Nocion de Simbolismo en Merleau-Ponty

Graciela Ralon de Walton
Universidad Nacional De General San Martín, Buenos Aires, Argentina

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ABSTRACT: The problem of the relationship between natural and conventional symbolism shows Merleau-Ponty's concern with maintaining an 'organic link between perception and intellection.' For the body affords in itself and in its relation with the world the model on which the interpretation of symbolism is grounded. This paper develops the view that the architectonic of the body implies a silent structure which is the condition for expressive operations. The body is the 'primal expression,' and this means that it is so organized that it brings forth an institution (Stiftung) of meaning. As regards conventional symbolism, Merleau-Ponty turns aside from an intellectual interpretation by contending that the attempt to find in categoreal activity a common fundamental moment must not overlook the fact that meaningful structures cannot be separated from the materials which embody them because 'matter is pregnant with form.' This view opens up the possibility of considering the cultural formations which emerge in the relationship between persons in language, knowledge, society and history as a reprise of the aesthetic logos in a different architectonic.

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En las Notas al curso dictado en el Collège de France 1959-1960 y titulado "Naturaleza y Logos: el cuerpo humano," (1) Merleau-Ponty afirma que es necesario precisar las relaciones entre el simbolismo natural y el simbolismo convencional. El primero atañe al cuerpo propio y pone de manifiesto la presencia de un logos tácito o latente que permite comprender tanto la experiencia de la cosa como la experiencia del otro sin necesidad de recurrir a un conocimiento categorial que subyacería a esta comprensión. En cambio, cuando se considera el simbolismo convencional, como en el caso del lenguaje, se supone que el signo y la significación son dominados por un espíritu que sale fuera de la Naturaleza. La intención de Merleau-Ponty es mostrar que, si bien el simbolismo convencional no es reductible al natural, las convenciones solo pueden aparecer como variantes o diferencias por relación a una comunicación previa, (2) esto es, presuponen la comunicación silenciosa de la percepción. Hay un logos primordial que configura una apertura al Ser anterior al lenguaje y se pronuncia silenciosamente en cada cosa sensible. Desde esta perspectiva, las formaciones propias del mundo cultural como el lenguaje y la historia aparecen como la retoma (reprise) del logos del mundo sensible en una arquitectónica diferente. La reflexión de Merleau-Ponty acerca de las estructuras simbólicas apunta a captar una unidad originaria. Lo que le interesa es revelar la existencia de un sistema de equivalencias, de un logos inmanente que permita pasar de un orden simbólico a otroy captarlos en forma unitaria. La existencia de un sentido que no solo se manifiesta en el lenguaje o en las instituciones políticas, sino también en los modos de parentesco, en el paisaje o en la producción, hace posible "una confrontación entre todos estos fenómenos, y quizá hasta una traducción de un simbolismo a otro." (3) El método sobre el que se lleva a cabo la recuperación del logos estético debe tomar como ejemplo el modelo de la percepción. (4) Así como lo propio de la reflexión acerca de la experiencia perceptiva es haber descubierto nuestra pertenencia al mundo y realizar su descripción sin ningún agregado que tenga su origen en el pensamiento discursivo, de igual manera el estudio del pensamiento y de la cultura debe evitar tanto la tentación de una construcción especulativa que superponga al "flujo de la experiencia perceptiva un Pensamiento universal," (5) como la tentación de reducir los hechos del lenguaje o de la historia a una suma de hechos que resulten de una consideración inductiva o científica. La intención permanente de Merleau-Ponty es mostrar que, si bien son formaciones originales que no pueden ser reducidas al orden de la percepción, las formaciones culturales no rompen el lazo con la vida perceptiva sino que "la continúan, la conservan y la transforman." (6) Al poner de manifiesto el primado de la percepción, Merleau-Ponty no pretende reducir el saber humano al sentir, sino rehabilitar el orden de lo fenoménico como fundamento del orden objetivo. Desde el momento que no solo se tienen en cuenta las relaciones intramundanas entre los objetos, sino también la experiencia del otro, del cuerpo vivido, de la obra de arte y de la historia el campo perceptivo deja de ser un orden secundario y se convierte en el fondo a partir del cual surge todo saber. A partir de estas consideraciones el trabajo se propone, por una parte, explicitar la arquitectónica del cuerpo propio a fin de ver como en "la estructura muda" del cuerpo se encuentran de algún modo "las posibilidades de todas las operaciones expresivas y de todas las adquisiciones que constituyen el mundo cultural." (7) Por otra parte, en lo que respecta a la consideración del simbolismo natural, el enfoque de Merleau-Ponty toma distancia de ciertas interpretaciones intelectuales, no por considerarlas falsas, sino abstractas en la medida que no advierten que lo simbólico es un elemento fundado.

I. El cuerpo como portador de sistemas simbólicos

La exposición acerca de la corporeidad apunta a poner de manifiesto el simbolismo natural que subyace al sistema cuerpo-mundo. El esquema corporal es un sistema simbólico o sistema de correspondencias en el que cada parte no es representativa de la otra sino "expresiva", y lo es "por su inserción en un sistema de equivalencias no convencional que viene dado por la organización del cuerpo". (8) El esquema del cuerpo propio es un léxico de la corporalidad en general, esto, es un sistema de equivalencias entre el adentro y el afuera y su mutua realización.

En las notas a los cursos dictados sobre la naturaleza en el Collège de France 1959-1960, la noción de esquema corporal adquiere un alcance ontológico que se advierte, por ejemplo, en la siguiente afirmación:

"[...] totalización de las partes espaciales del cuerpo, y de las relaciones del todo con el espacio exterior - Sistema de equivalencias y de diferencias que asegura cuasi-operaciones y un resultado postural.

totalización intersensorial: vista, [...], tacto, forman un sistema unificado-que permite una lectura del mundo haciendo de él mismo las sustracciones convenientes." (9)

El cuerpo es una cosa sensible cuyos movimientos constituyen una masa articulada en lo simultáneo y lo sucesivo. Se trata de un sistema diacrítico, que es "la clave de bóveda del mundo o inversamente tiene su clave de bóveda en el mundo y abre al mundo." (10)

La noción de esquema corporal como sistema de equivalencias y la reflexividad del cuerpo propio hacen posible comprender el quiasmo cuerpo-cosas que implica el desdoblamiento del cuerpo en adentro y afuera y corre paralelo al desdoblamiento de las cosas en su adentro y su afuera. Estos dos desdoblamientos hacen posible la inserción del mundo entre las dos hojas del cuerpo, y la inserción del cuerpo entre las dos hojas de cada cosa y el mundo.

El cuerpo es un sensible ejemplar que ofrece a quien lo habita la posibilidad de sentir todo lo que se le asemeja en el mundo exterior. Tomado en el tejido de las cosas lo atrae todo hacia sí y por el mismo movimiento comunica a las cosas sobre las que se cierra "esta identidad sin superposición, esta diferencia sin contradicción, esta separación del adentro y del afuera que constituyen su secreto natal." (11) Por su propia ontogénesis el cuerpo nos une a las cosas manteniendo entrelazadas una en la otra las dos hojas de la que está hecho: "[...] la masa sensible que él es y la masa de lo sensible donde él nace por segregación y a la que como vidente permanece abierto." (12) Esta doble referencia no es un hecho casual sino que cada referencia llama a la otra. El mundo visto no está en mi cuerpo ni tampoco en el mundo visible. Entre el cuerpo como cosa sensible y el cuerpo como sintiente hay "inserción recíproca y entrelazamiento de uno en otro" o mejor dicho, "hay dos círculos, o dos torbellinos, o dos esferas, concéntricas cuando yo vivo ingenuamente, y desde que yo me interrogo, un poco descentradas una por relación a la otra." (13)

En consecuencia con lo expuesto, Merleau-Ponty define la operación propia del espiritu por el movimiento por el que nosotros retomamos nuestra existencia corporal y la empleamos para simbolizarla en lugar de coexistir con ella." (14) La metamorfosis responde a la doble función del cuerpo. Por un lado, por su organización él está como "predestinado a modelarse sobre los aspectos naturales del mundo", pero a su vez, en tanto que es capaz de gestos, de expresión y de lenguaje, "se vuelve sobre el mundo para significarlo". (15) La tarea consiste en ver cómo por el uso lingüístico que se hace del cuerpo es posible en cierto modo no permanecer confinados en los límites del cuerpo natural. Cualquier empleo de nuestro cuerpo es ya "expresión primordial", es decir, "[...] la operación que comienza por constituir los signos en signos, y hace habitar en ellos lo expresado." (16) La institución de sentido-propia de toda operación expresiva-no responde a una convención previamente establecida, sino que el cuerpo la lleva a cabo "mediante la elocuencia de su misma disposición y configuración." (17) Desde nuestra perspectiva es necesario insistir en que el cuerpo es en sí mismo un sistema de equivalencias que se orienta a la inspección del mundo. "El cuerpo es el portador de un número indeterminado de sistemas simbólicos cuyo desarrollo intrínseco excede seguramente la significación de los 'gestos naturales', pero que se desplomaría si el cuerpo cesa de marcar el ejercicio y de instalarlos en el mundo y en nuestras vidas." (18)

Gracias a esta conciencia no explícita de la unidad o identidad del cuerpo a través de sus movimientos, es posible una conciencia de la identidad o más bien de la ipseidad de los objetos y de la unidad del mundo a través de las distintas experiencias y las captaciones de los diversos sentidos: "La identidad de la cosa a través de la experiencia perceptiva no es más que otro aspecto de la identidad del cuerpo propio en el curso de los movimientos de exploración." (19) Así, como los sentidos constituyen las facultades de un cuerpo que son integradas en una acción única, las propiedades sensibles de la cosa "constituyen en conjunto un única cosa." (20) Hay en la cosa "una simbólica" que enlaza cada una de las cualidades visibles a las otras y hace que la cosa como correlato de los poderes motrices del cuerpo se convierta también en "un sistema de equivalencias." En otros términos, "hay una lógica del mundo" que el cuerpo abraza y que hace que sean posibles las cosas intersensoriales. Mover y mirar encierran el misterio de toda acción expresiva y lo sensible responde a ellos a través de un lenguaje en que la significación se configura por la estructura misma de los signos, lo que permite afirmar que: "nuestros sentidos interrogan a las cosas y que ellas le responden." (21) El sentido no es una idea que coordina los diferentes aspectos sensoriales y que solo sería accesible al entendimiento, sino "que anima la cosa y se encarna en ella". De esta manera la cosa realiza el milagro de la expresión: "un interior que se revela desde afuera, una significación que desciende en el mundo y que se pone ahí a existir y que uno no puede comprender plenamente más que buscando la mirada en su lugar." (22)

II. La simultaneidad de forma y materia

El análisis del cuerpo como simbolismo obliga a considerar el carácter significativo o interpretativo (23) de la percepción y permite comprender que la teoría del esquema corporal es implícitamente una teoría de la percepción. La tesis de Merleau-Ponty respecto de la relación entre el signo y la significación se pone de manifiesto no solo en la interpretación que el cuerpo hace de sí mismo sino también respecto de las cosas y del otro. El cuerpo se percibe a sí mismo como una organización estructurada, en la que al igual que en la obra de arte, no es posible separar la expresión de lo expresado. Asimismo, las cosas se presentan como sistemas de colores, de olores, de apariencia táctiles que "se simbolizan y se modifican mutuamente y se acomodan unas a otras según una lógica real que la ciencia tiene la función de explicitar y cuyo análisis está muy lejos de ser acabado." (24) Cada elemento sensorial funciona como signo de todos los que lo acompañan y la significación brota a partir del conjunto en virtud de que la materia es "pregnante de su forma". Al no reconocer esto la interpretación de índole intelectualista separa el signo de la significación y termina por desconocer el lazo orgánico que une al sujeto con su mundo. Así, el intento de encontrar en el grado de desarrollo de la actividad categorial un "momento común fundamental" para todas las manifestaciones del comportamiento no debe olvidar que la estructura significativa no puede ser separada de los materiales en que se realiza. En este sentido Merleau-Ponty comparte con Cassirer la tesis de que los signos sensibles no son envolturas accidentales de la idea sino un órgano necesario porque es el instrumento del contenido significativo que no es dado con anterioridad sino que se desarrolla y se define totalmente a sí mismo por medio de lo sensible. R. Bernet propone volver a leer la fenomenología de la percepción sobre la base de la distinción que Cassirer establece entre la percepción expresiva y la percepción cuasilingüística, que exige "un análisis estructuralista del sistema de los rasgos diferenciales y de los reenvíos simbólicos que ella implica." (25) Sobre este último tipo de percepción Bernet fundamenta el carácter hermenéutico de la percepción.

En la fenomenología de la percepción, Merleau-Ponty reconoce expresamente la vinculación de su noción de significación con la de forma simbólica de Cassirer en tanto "simultaneidad absoluta de la materia y de la forma." (26) Pero le reprocha a Cassirer una ambigüedad en las relaciones entre las diferentes formas simbólicas a tal punto que no se ve con claridad si la función de representación (Darstellung) es la sombra de la función de significación (Bedeutung) o si la función de significación es una ampliación de la primera "ola constitutiva".

Así, la filosofía de las formas simbólicas no advierte que una intencionalidad corporal se encuentra por debajo de todas nuestras actividades y atribuye a la conciencia intelectual una autonomía que le permite sustraerse sobre sí misma y aprehenderse plenamente. Por debajo de la función simbólica es necesario reconocer una significación existencial del comportamiento que contemple a la vez, el aspecto formal y el contenido, y que se relacione con el cuerpo propio como medio para instituir un mundo: "Se trata de concebir entre los contenidos lingüísticos, perceptivos y motores, y la forma que reciben o la función simbólica que los anima, una relación que no es ni la reducción de la forma al contenido ni la subsunción del contenido bajo una forma autónoma." (27) El cuerpo propio ofrece el "misterio" de emitir, sin abandonar su particularidad, significaciones que proporcionan una base a los pensamientos y experiencias. Esta propiedad del cuerpo lo convierte en el "lugar" de los fenómenos de expresión, representación verbal y significación intelectual. La primacía del cuerpo no implica la reducción de las significaciones perceptivas o verbales a una suma de sensaciones corporales, sino que el cuerpo en tanto que es capaz de conductas es "este extraño objeto que utiliza sus propias partes como simbólica general del mundo y por el cual en consecuencia nosotros podemos 'frecuentar' ese mundo, 'comprenderlo' y encontrarle una significación." (28)

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Notes

(1) Maurice Merleau-Ponty, La nature. Notes. Cours du Collège de France, Paris, Seuil, 1995, pp. 263-351.

(2) Merleau-Ponty aclara que al hablar de convención reconoce que el lazo que une los signos a sus significados no es dado, sino creado por un principio interno de diferenciación de los signos en la lengua. Pero no es convencional en el sentido de una decisión empírica del sujeto hablante. Cf. La nature. Notes. Cours du Collège de France, p. 289.

(3) Maurice Merleau-Ponty, Eloge de la philosophie et autres essasis, Paris, Gallimard, 1975, p. 66.

(4) Maurice Merleau-Ponty, Le primat de la perception et ses conséquences philosophiques, Dijon-Quetigny, Cynara, p. 68. Cf. Theodore F. Geraets, "The return to Perceptual Experience and the Meaning of the Primacy of Perception", en Merleau-Ponty. Critical Essays, Henry Pietersma (ed.), University Press of America, Lanham, 1990. T. Geraets señala los diferentes motivos que fundan en el itinerario filosófico de Merleau-Ponty la necesidad de un regreso a la experiencia percibida, y los fundamentos de su primacía. Siguiento los textos de Merleau-Ponty advierte que es necesario tener presente la distinción entre lo que llamamos "percepciones propiamente dichas" refiriéndose a los actos perceptivos y "la percepción natural". "Por debajo de los actos expresos por los cuales pongo ante mí un objeto a distancia, en una relación definida con otros objetos y provisto de caracteres definidos que pueden observarse, por debajo de las percepciones propiamente dichas, hay, pues, subtendiéndolas, una función más profunda sin la cual el índice de realidad faltaría a los objetos percibidos [...]" (Phénoménologie de la perception, Paris, Gallimard, 1945, p. 395).

(5) Maurice Merleau-Ponty, Titres et travaux - Projet d'enseignement, Paris, Centre de Documentation Universitaire, 1951, p. 11.

(6) Ibid., p. 405.

(7) M. Merleau-Ponty, Phénoménologie de la perception, p. 425.

(8) M. Merleau-Ponty, La nature. Notes. Cours du Collège de France, p. 281. Sobre esta base B. Waldenfels elabora la noción de responsorio corporal que designa "la multiplicidad y el juego conjunto de las formas corporales del responder" (p. 464). Con ello intenta una revisión de la corporalidad en la que la búsqueda de una corporalidad responsiva no se deja llevar por las oposiciones inercia-espontaneidad o automovimiento-movimiento extraño, sino que hace surgir en el otro lado y fuera de sí mismo el automovimiento que constituye desde siempre la esencia de todo ser vivo. Asimismo realiza una descripción de la voz, las manos o los ojos como registros (Register) en los que se hacen presente los diferentes modos del interpelar y responder. Cf. B. Waldenfels, Antwortregister, Frankfurt am Main, Suhrkamp, 1994.

(9) M. Merleau-Ponty, La nature. Notes. Cours du Collège de France, pp. 284-285.

(10) Ibid., p. 285.

(11) Ibid., p. 179.

(12) Ibid., p. 179.

(13) Ibid., p. 182.

(14) Maurice Merleau-Ponty, "Un inédit de Merleau-Ponty", Revue de métaphysique et de morale, Nº 4, oct-déc. 1942, p. 404.

(15) Ibid., p. 405.

(16) Maurice Merleau-Ponty, La prose du monde, Paris, Gallimard, 1969, p. 110.

(17) Ibid., p. 110.

(18) M. Merleau-Ponty, Résumés de cours 1952-1960, p. 18.

(19) Ibid., p. 216.

(20) Ibid., p. 352.

(21) Ibid., p. 368-369.

(22) Ibid., p. 369.

(23) Cf. Fernando Montero, Retorno a la fenomenología, Anthropos, Barcelona, 1987, pp. 230-236. Para este autor la índole significativa de la percepción constituye una de las "ambigüedades más susgetivas" de las que presenta la obra de Merleau-Ponty. EL carácter significativo de la percepción pone de manifiesto "que lo sensible posee una organización altamente estructurada que se recorta sobre un fondo constituido por nexos empíricos regularmente constituidos", p. 235.

(24) M. Merleau-Ponty, Phénoménologie de la perception, p. 48.

(25) Rudolf Bernet, La vie du sujet, Recherches sur l'interprétation de Husserl dans la phénoménologie, PUF, Paris, 1994, pp. 139-161.

(26) M. Merleau-Ponty, Phénoménologie de la perception, p. 148.

(27) Ibid., p. 147.

(28) Ibid., p. 274.

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